Hoy me resulta imposible mirar hacia otro lado, hablar de cualquier libro, del tiempo que hace, de que necesito vacaciones o de que he descubierto una nueva marca de ropa que me chifla.
Hoy solo puedo pensar en las imagenes de Plaça Catalunya. Ayer lloré de impotencia al ver que la violencia trataba de destruir lo construido con diálogo, esfuerzo, ilusión y esperanza.
Si las acampadas servirán para algo, no lo sé, si toda la ilusión puesta tendrá repercusión en proyectos prácticos para iniciar un cambio, tampoco lo sé, aunque confío que así sea.
Pero desearía tener hijos hoy para poder enseñarles el ejercicio de la democracia a pequeña escala, enseñarle que en el siglo XXI, el del individualismo y el egoismo, aún puede haber espacions donde se pueden encontrar personas distintas, con ideologías distintas, de todas las edades y colores, que debaten, que usan la palabra y el respeto para tratar de construir un futuro en el que poder vivir.
Ante el intento de destruir la paz y el respeto, hoy alzo mi flor para combatir la violencia y en apoyo a la gente que clama por un mundo mejor.
Sin embargo, la revolución verdadera va más allá de las acampadas, la revolución es la del corazón de las personas. Y para vivir esa revolución, que lo cambia TODO, necesitamos una llave que es JESÚS! Porque el día que conoces a aquel que SI revolucionó el mundo entero y las vidas de millones de personas, ya NADA sigue igual. Porque en ÉL encontramos PAZ, DIALOGO, RESPETO, GENEROSIDAD, ENTREGA, PUREZA. Todo lo que el pueblo busca, tiene una respuesta. JESÚS.
Laia Gállego